Algunas empresas establecen alunas políticas de TALENTO HUMANO
y salariales que al final hacen que el trabajador bueno se vaya y se
quedan con los malos, con las consecuencias obvias que ello tiene.
Cuando dentro de un grupo de trabajadores hay uno que sobresale por
su competencia, por su buen desempeño, se supone que la empresa debería
recompensarlo con un incremento salarial, pero sorprende escuchar las
razones por las que casi nunca se le sube al sueldo a un de trabajador
que sobre sobresale en un equipo de trabajo.
Se suele argumentar que si se le sube el sueldo a uno de los
trabajadores, se crean situaciones de desigualdad e incluso puede hacer
que los demás trabajadores quieran también un incremento salarial, y
para evitar ese riesgo, simplemente no recompensan a los buenos
empleados.
El resultado es que el empleado bueno se va en busca de mejores
oportunidades, puesto que un empleado lo suficientemente bueno, sin duda
encontrará un mejor trabajo [el deseempleo no existe para los practicantes de la excelencia], y así, la empresa se irá quedando con los trabajadores de peor rendimiento.
La empresa pocas veces suele ver el asunto desde otro punto de vista, desde otro ángulo.
Al aumentársele el sueldo a un trabajador sobresaliente, pueden
suceder dos cosas.
1. Que los demás trabajadores quieran un incremento y
hasta le hagan huelga. Ese es el temor del empresario.
2. Que los demás
trabajadores caigan en la cuenta que ser bueno paga, y en el futuro se
esfuercen por mejorar y logar favores o el reconocimiento de la
empresa.
Pero en la realidad se impone el primer caso. El empresario por temor
a que todos quieran un aumento de sueldo, deja que el empleado bueno se
vaya, y cuando eso sucede, los demás trabajadores se convencen que no
vale la pena esforzarse pues la empresa no lo valora, así que en
adelante serán menos eficientes de lo que eran. Con ello, la empresa no
sólo ha logrado quedarse con los malos, sino que esos malos lo serán aún
más por la falta de estímulos para mejorar.